Los hombres y las mujeres
son diferentes. Eso no significa que unos sean mejores que otros, sino que
sencillamente son diferentes. Una de las pocas cosas que tienen en común es que
ambos pertenecen a la misma especie, pero viven en mundos diferentes, con
diferentes valores que corresponden a normas divergentes. Todo el mundo lo
sabe, pero son muy pocos, sobre todo cuando se trata de hombres, los que están
dispuestos a aceptarlo. Sin embargo, la verdad está a la vista y basta con
observar las evidencias. En los países occidentales, alrededor del 50% de los
matrimonios terminan en divorcio y la mayoría de las relaciones que se
consideran serias terminan al poco de establecerse como tales.
Independientemente de la cultura, religión o raza a la que pertenezcan, todos
los hombres y las mujeres rebaten la opinión, la actitud y las creencias de su
pareja.
ALGUNAS DIFERENCIAS
RESULTAN OBVIAS…
Cola de mujeres para el baño
v Cuando
un hombre va al aseo suele ir por una única razón, mientras que las mujeres
utilizan los lavabos como salas sociales y habitaciones terapéuticas. Es
absolutamente verosímil que dos mujeres entren en un lavabo siendo totalmente
desconocidas y salgan siendo amigas íntimas y de por vida. Por el contrario, y
en el caso de los hombres, la gente sospecharía si uno gritara a otro: «Hey,
Frank, voy al lavabo, ¿quieres venir conmigo?».
v Los
hombres se apoderan del mando a distancia del televisor y les encanta cambiar
de canal mientras que a las mujeres les suele dar igual ver los anuncios
publicitarios. Cuando están sometidos a una gran presión, los hombres beben
alcohol e invaden otros países mientras que las mujeres prefieren comer
chocolate e ir de compras.
v Las
mujeres critican a los hombres por ser insensibles y descuida-dos, por no
escuchar, por no ser afectuosos y compasivos, por no comunicarse, por no
expresarles todo el amor que ellas necesitan, por no comprometerse en las
relaciones y por dejar la tapa del inodoro levantada.
v Los
hombres critican a las mujeres por su forma de conducir, por no entender las
guías, por mirar los mapas al revés, por su falta del sentido de la
orientación, por hablar demasiado sin ir al grano, por no tomar la iniciativa
en el sexo más a menudo y por dejar bajada la tapa del inodoro. Parece que los
hombres nunca son capaces de encontrar nada, pero siempre tienen ordenados los
compact-discs alfabéticamente. Las mujeres siempre se las arreglan para
encontrar el juego de llaves que se había extraviado, pero nunca encuentran el
camino más corto para ir a un destino. Los hombres se creen el sexo más
sensato. Las mujeres saben que lo son.
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